domingo, 15 de septiembre de 2019

El pintor romántico Cosme Algarra y Hurtado (1816-1898)


El pintor Cosme Algarra por Madrazo, 1870.
El caudetano Cosme Algarra y Hurtado (1816-1898) fue un notable pintor especializado en paisajes y retratos que gozó de gran prestigio en la segunda mitad del siglo XIX español, cayendo posteriormente, sin embargo, en un inmerecido olvido. En la actualidad, su obra, que debió ser prolífica, se halla carente de catalogación y confusamente dispersa, destacando entre sus obras conservadas: tres paisajes del Museo del Prado, otro paisaje al óleo en el Museo de Jaén, un paisaje a la acuarela en el Museo de Bellas Artes de Córdoba, varias litografías y dibujos a la acuarela en la Biblioteca Nacional de España y… finalmente, tan sólo un retrato al óleo en el Museo de Albacete.

1.- NACIMIENTO EN CAUDETE EN 1816 Y ORÍGENES FAMILIARES. Los datos biográficos acerca de nuestro protagonista son igualmente confusos y carentes de documentación adecuada, ya que suelen reiterarse sin examen crítico las noticias, a veces escasamente rigurosas, aportadas por el clásico estudio de Manuel Ossorio y Bernard, “Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX”, publicado en 1883. En las siguientes líneas, intentaremos ordenar los datos biográficos conocidos sobre el pintor caudetano a partir de la prensa de la época y otras documentaciones disponibles. [1]


El primer cigarrillo por Algarra, 1870
Nacido en Caudete el 15 de septiembre de 1816, su familia debió emigrar por motivos políticos a la conclusión del Trienio liberal en 1823, instalándose al final de la Ominosa década en Madrid, donde su padre Francisco Algarra López pudo ejercer como escribano y administrador de rentas. Con el tiempo, su hermano Francisco Algarra y Hurtado se desempeñaría igualmente como administrador de contribuciones y rentas en Valladolid. [2]

Sin duda, nuestro protagonista debió estar unido por algún vínculo familiar con Joaquín Bañón y Algarra, político liberal nacido en Caudete en 1836, que llegó a ser diputado por Castellón en el período 1869-1872. [3] Ignoramos si tuvo parentesco con el periodista “Algarra”, que comenzó a ejercer como corresponsal en Albacete para “La Correspondencia de España” allá por el año 1894. [4]
       
2.- FORMACIÓN ARTÍSTICA EN MADRID Y PARÍS (1836-1846). Según Ossorio y Bernard, Cosme Algarra se iniciaría en la pintura en Madrid como discípulo del pintor neoclásico José Aparicio Inglada (1773-1838). [5]


Dibujo de Algarra en el Álbum de Doña María de Sevillano.
En 1839, siendo estudiante universitario en Toledo, participa en una función benéfica como actor de dos piezas teatrales breves de Bretón de los Herreros, primera muestra de que su aprendizaje pictórico correría a la par de su afición a las tablas de la escena ya desde el inicio de su carrera artística. [6]

Ya en la Exposición de la Academia de San Fernando de 1840 participa con dos retratos, según datos de la clásica biografía de Ossorio y Bernard que no hemos podido contrastar. [7] En el curso 1842-1843, encontramos a Algarra matriculado en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. [8]

En 1842 se hallaba inscrito en la Compañía de Granaderos del Segundo Batallón de la Milicia Nacional de Madrid, circunstancia que hace suponer su vinculación con la causa progresista y que explicaría su marcha a París a la caída del regente Baldomero Espartero en 1843. [9] En la capital francesa permaneció hasta 1846, cuando de nuevo encontramos referencias documentales de su doble actividad artística en Madrid. [10]
                                      
3.- INICIO DE LA CARRERA ARTÍSTICA EN MADRID (1846-1851). De vuelta en Madrid tras sus años parisinos, Algarra simultanearía su dedicación al canto y a la pintura. En cuanto a su carrera musical, intervino como tenor aficionado en numerosas veladas y conciertos en Madrid en el período 1846-1851. [11]

Dibujo de Algarra en el Álbum de Doña María de Sevillano.
1846: En 1846 ejecuta un aria de la ópera “Béatrice et Bénécdite” de Berlioz en un concierto de la Sociedad del Museo. [12]

1847: En marzo de 1847 participa en un dúo de la ópera “Belisario” de Donizetti en una función de una academia artística en presencia de la reina Isabel II; en julio del mismo año participa en un concierto en casa de la marquesa de Villaseca, interpretando piezas del joven compositor D. Ignacio Ovejero (1828-1889); en octubre de idéntico año interpreta el dúo de “Belisario” en un concierto benéfico en el Teatro del Museo; y en diciembre del referido año 1847 interpreta una cavatina de la ópera “L’esule di Roma” de Donizetti en un concierto en el domicilio de la profesora de música señora Pieri. [13]

1848: En junio de 1848 se celebra la gala de reinauguración del Liceo con recital poético, comedia y concierto, en el cual Algarra interviene con la interpretación lírica de un terceto de “La Vestale” del compositor Saverio Mercadante. [14]

Portada del libreto de "La conquista de Granada", 1850.
1849: En febrero de 1849 participa en el terceto de “Attila” de Verdi, en un concierto celebrado en el domicilio de Joaquín Canga Argüelles; en marzo de idéntico año colabora en una pieza de la ópera “Margherita d’Anjou” de Meyerbeer en una velada en casa del maestro D. Joaquín Espín y Guillén; también en mayo del mismo año interpreta con fines benéficos varias piezas religiosas compuestas por el maestro D. Ignacio Ovejero. [15] 

1850: Quizás el hito más relevante de su carrera musical en estos años sería su participación en 1850 en el estreno de la ópera “LA CONQUISTA DI GRANATA”, compuesta por Emilio Arrieta y escrita con texto en italiano y castellano por Temistocle Solera. La representación se celebró en sesión privada en el teatro del Palacio de Oriente como regalo a la reina Isabel II por su vigésimo cumpleaños. El estreno público de esta ópera se retrasaría hasta 1855, año en el que con el nuevo título de “ISABEL LA CATÓLICA” se dio a conocer en el Teatro Real. Algarra representó el papel de Boabdil tanto en el estreno de la ópera ante la reina Isabel II en 1850, como en su estreno público en el Teatro Real en 1855. [16]

1851: En 1851 participa en un dúo de la ópera “Attila” de Verdi en casa del citado profesor de música D. Ignacio Ovejero. [17]

Escena final del estreno de la ópera "La conquista de Granada".
En cuanto a su carrera pictórica en paralelo, tenemos noticia de sus realizaciones por datos diversos recogidos en la prensa de la época.

1847: En la Exposición de Pintura de la Real Academia de San Fernando de 1847 (trasladada circunstancialmente en aquella ocasión al Museo de la Trinidad), Algarra exhibe dos retratos, uno del tenor José Cagigal y otro de la profesora de canto Josefa Pieri. La prensa publicaba el siguiente comentario crítico sobre sendos retratos: “Entre los cuadros (retratos la mayor parte) de tercero, cuarto, quinto y pésimo orden que cubren las paredes del gran salón y claustro de la Trinidad hay bien poco que escoger. Citaremos tan solo uno del Sr. Algarra que representa al Sr. José Cagigal, tenor de la capilla real. No ha estado tan feliz el mismo pintor al querer trasladar al lienzo la figura de la señora Pieri, conocida profesora de canto de esta corte. El colorido es malo, el dibujo incorrecto y el conjunto pésimo”. [18]

1849: En 1849 participa con tres retratos y un “San Juan predicando en el desierto” en la Exposición de Bellas Artes del Liceo; en este mismo año el marqués de Fuentes de Duero compra uno de los últimos cuadros de nuestro autor. [19]

1850: En 1850 circula por Madrid “un bello retrato en litografía del señor duque de Alba”, obra de nuestro autor; en el mismo año, junto a otros pintores, colabora como ilustrador en la edición de “La conjuración de México o los hijos de Hernán Cortés” de Patricio de la Escosura. Junto a estas líneas, reproducimos un dibujo de Hernán Cortés firmado por Algarra en el tomo I de esta novela histórica. [20]

1851: En marzo de 1851 da a conocer un “San Francisco de Asís” dedicado a S. M. el rey Francisco de Asís de Borbón. [21]
Hernán Cortés por Algarra para obra de Patricio de la Escosura.

4.- FORMACIÓN PICTÓRICA EN INGLATERRA (1851-1857). Por motivos que desconocemos, en la primavera de 1851, Algarra emigró a Londres, donde subsistió como barítono y oficial de decoraciones teatrales, a la vez que se formó en la técnica de la acuarela en el taller del  pintor británico Henry Burdon Richardson (1826-1874) y en la academia de James Mathews Leigh (1808-1860). [22]

Henry Burdon Richardson, hijo del conocido paisajista y acuarelista Thomas Miles Richardson (1784-1848) y hermano de otros cinco reconocidos pintores, daba clases de dibujo y pintura en su Newcastle natal. Por su parte, James Mathews Leigh fue un artista londinense conocido por su prestigiosa escuela de pintura “Leigh’s Academy”.

Según el estudio biográfico de Ossorio y Bernard, nuestro artista alcanzó gran reputación al pintar por encargo para el barón Beyle un cuadro titulado “Soldados de Cromwell leyendo la Biblia”. [23] Para el historiador del arte Fernando Alcolea, nuestro protagonista “fue uno de los artistas pioneros españoles en recibir de primera mano las enseñanzas directas en Inglaterra de la técnica de la aguada”. [24]
 

5.- CONTINUACIÓN DE SU CARRERA LÍRICO-DRAMÁTICA EN MADRID (1857-1868). A la vuelta a Madrid tras su experiencia inglesa en 1857, Algarra reanuda su constante dedicación a la doble vertiente de su actividad artística. En el ámbito musical y escénico, en la prensa de la época encontramos continuas referencias a su participación en conciertos y comedias. [25]

Retrato del cantante Lázaro María Puig por Algarra.
1857: En septiembre de 1857 participa en un concierto en el domicilio de D. Mariano Vázquez ejecutando dúos de “I Puritani” de Bellini y de “Lucía de Lammermoor” de Donizetti;  en diciembre del mismo año, interpreta romanzas y dúos en una celebración social auspiciada por D. Teodoro Robles. [26]

1858: En 1858, en casa de  D. Jacinto Sars, ejecuta varias piezas musicales en compañía de Lázaro Puig y otros conocidos artistas, aficionados y profesores de música. [27]

1859: En 1859, constituye junto con otros aficionados un Liceo lírico-dramático dentro de la Sociedad de Bellas Artes, que organizará una serie de funciones musicales y teatrales en diversos escenarios madrileños. En la función inaugural, celebrada en abril de 1859, interpreta con éxito un papel en la comedia “La frutera de Murillo” de Rafael García Santisteban; en junio de idéntico año, con la misma sociedad participa en la representación de la comedia “En crisis” de Narciso Serra; en octubre, para la citada sociedad representa el papel de Bartolo en la comedia de Bretón de los Herreros “El amante prestado”; al margen de la sección dramática de la Sociedad de Bellas Artes,  en julio de este año 1859, canta en una velada poético-musical en el domicilio de D. Antonio Rotondo. [28]

Retrato de Lázaro María Puig como Flavio en Lucia di Lamermoor, por Algarra.
1860: En 1860, ejecuta varias piezas acompañado al piano en una reunión en casa del célebre prestidigitador Mr. Herrmann. [29]

1861: En abril de 1861, en el Liceo Piquer, representa un papel en la comedia “Bruno el tejedor” de Ventura de la Vega; unos meses más tarde, en junio del mismo año y en el mismo escenario, participa como tenor en un concierto dedicado a distintas piezas de “Los Hugonotes” de Meyerbeer y ”El Trovador” de Verdi. [30] 

1866: En 1866, canta en diversas veladas artísticas como, por ejemplo, en la reunión de escritores y artistas en casa del pintor Sr. Gonzalvo o en las soirées celebradas en los salones de los Sres. de Álvarez, donde participa con el “Stabat Mater” de Schubert y con una composición coral de François Bazin. [31]

Retrato del compositor Baltasar Saldoni por Algarra.
1867: En 1866 y 1867, ejecuta piezas vocales en una serie de conciertos en casa de los Sres. Delgado Jugo, “con que los ilustrados esposos dan testimonio de su gusto artístico y de su exquisita amabilidad”. Los citados conciertos serían las últimas noticias conocidas de la actividad lírica de Algarra. [32]

En conclusión, desde su regreso de Londres en 1857 hasta la Revolución de 1868, con el escaso hiato de algunos años, puede decirse que Algarra dedicó continua atención a su carrera escénica, tanto en su faceta de actor cómico, como en su faceta de cantante lírico. La prensa de la época valoraba que tenía “una extensa y poderosa voz de bajo” y que era “tan aplaudido pintor como cantante”, alabándose su versatilidad y asegurando que “pinta, canta, hace versos y declama, todo con buen acierto”. [33] 
                                                                                                                        
Algarra debió ser habitual intérprete lírico en veladas y conciertos del momento… hasta el punto de mencionarse su figura en artículos de costumbres sobre el Madrid de la época. Así ocurre en un artículo del periodista Eduardo Saco titulado “Las madres de teatro”, donde se hace burla de una madre empeñada en probar el talento musical de su hija con argumentos tales como: “Pues que, ¿no la ha aplaudido a rabiar medio Madrid, en el Liceo Piquer?... Oiga usted, oiga usted a Alzamora y a Algarra, que cantaron con ella el coro de Los Hugonotes y la romanza Ti ho scritto varie volte!....”. [34]

6.- CONTINUACIÓN DE SU CARRERA PICTÓRICA EN MADRID (1857-1868). Paralelamente, a su regreso de la experiencia inglesa, Algarra desarrolló también una intensa actividad en el ámbito de la pintura, de lo cual tenemos regular constancia en la prensa de la época.

Vista de Escocia por Algarra, 1858, Museo del Prado.
1858: En 1858, concurre a la Exposición Nacional de Bellas Artes con cinco cuadros, de ellos cuatro acuarelas, que merecían el siguiente juicio en la prensa de la época: “Los adelantos que ha hecho en el extranjero en el procedimiento del lavado, le colocan a una altura que en acuarelas a pocos es dado alcanzar”. En esta edición obtuvo una Mención honorífica de Tercera clase por la acuarela “Una vista de Escocia”, que fue adquirida por el Estado y hoy se conserva en el Museo del Prado. Según Reyero Hermosilla, “la obra es una preciosa acuarela que representa un paisaje, seguramente lacustre, entre montañas, dentro de una visión claramente romántica de la naturaleza en la línea de Jenaro Villaamil”. [35]

1859: En 1859 participa en sesiones prácticas de la sección de pintura de la Sociedad de Bellas Artes, consistentes en reuniones en las que cada artista ejecuta una improvisada pintura, siendo rifadas o subastadas las obras resultantes. En ocasiones, estas sesiones congregaban a las plumas de los poetas junto a los pinceles de los pintores, bajo la presidencia común de Ramón de Campoamor. En idéntico año de 1859, concurre con un paisaje a la acuarela en la Exposición de pintura de la Sociedad de Bellas Artes. [36]

Paisaje por Algarra, 1862, Museo del Prado.
1861: En 1861 exhibe unas acuarelas en la céntrica librería de Moro en Madrid recibiendo elogios por dar pruebas de no haber  “olvidado las máximas de su maestro Richardson”. [37]

1862: En 1862 participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes con “dos cuadros de costumbres, uno de ellos representando las de la época de Luis XV y un país”. En esta edición recibió una Mención ordinaria por un paisaje. Asimismo, en idéntico año, el establecimiento comercial “La Dalia Azul” expuso dos paisajes al óleo obra de Algarra. [38]

1864: En 1864 participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes con un retrato y dos acuarelas, logrando una Mención honorífica ordinaria por un retrato. [39]

Paisaje por Algarra, 1862, Museo del Prado.
1866: En 1866 se ponía a la venta en las principales librerías madrileñas un retrato litografiado de Méndez Núñez realizado por nuestro autor. [40]

1867: En 1867 aporta un paisaje al óleo y dos acuarelas a la Exposición Nacional de Bellas Artes, obteniendo una Mención honorífica de Tercera clase y mereciendo que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando recomendase al Ministerio de Fomento la adquisición, entre otras, de una de sus obras. [41]

1868: En 1868 el Ateneo de Madrid encarga a varios artistas la elaboración de una galería de retratos de los socios más ilustres de la historia de la institución, correspondiendo a nuestro autor el retrato de Nicomedes Pastor Díaz. [42]

1870: En 1870, ya fuera de este período, pinta un “Cristo” para la nueva iglesia del Barrio de Salamanca. [43]

Paisaje de Cosme Algarra, Biblioteca Nacional de España.
Las aportaciones de Algarra a diferentes certámenes recibieron, en ocasiones, comentarios críticos a lo largo de este período. Así, en 1862, se observaba del pintor caudetano que como paisajista era “más aficionado a leer en su fantasía, que en el libro difícil de la naturaleza”. En 1867, se abundaba en la misma línea, indicando lo siguiente: “Todos conocemos desde hace tiempo a este artista y apreciamos sus buenas dotes, tanto para elegir puntos de vista como luces y efectos de perspectiva; pero sigue el mismo de siempre en el colorido; de suerte que sus cuadros se distinguen por su fría y pobre entonación. Debiendo tener sin duda más verdad y mayor efecto donde se vean solos y aislados, que al lado de otros cuadros en que se encuentran tonos muy decididos y efectos muy picantes”. [44]

Paisaje por Algarra en el Museo de Jaén.
En cambio, otros comentarios resultaron más elogiosos para nuestro artista. Así, en 1861, con motivo de la exposición de unas acuarelas de Algarra en la librería Moro, sita en la Puerta del Sol, se consideraba que “a la armoniosa entonación que sabe dar a sus cuadros, une la gracia y el buen gusto en la composición, y el acierto para tomar del natural lo más agradable y bello en el paisaje”.  [45]

Sin embargo, quizás la mayor distinción recibida con motivo de estos certámenes sería para Algarra la dedicatoria poética que le ofrecería su amigo Manuel del Palacio (1831-1906), en su obra “Función de desagravios”, colección de poemas en homenaje a la pintura publicado con motivo de la Exposición Nacional de 1862. La dedicatoria poética de Manuel del Palacio, sin duda, alude a los paisajes o países presentados por Algarra a la Exposición de aquel año: [46]

 “La bella naturaleza
más bella en tus manos es;
yo viviera en tus países
si dejaran escoger”. 

Aparte de su actividad académica y su participación en certámenes artísticos, Algarra realizó otras actividades pictóricas de carácter más industrial o decorativo. Así, por ejemplo, en 1863, pintó el nuevo telón de boca para el Teatro de Bilbao; y en 1868, pintaría unas flores en las paredes del “Café Suizo”.  [47]

7.- LA ACADEMIA DE ACUARELA EN 1862. En pleno florecimiento de su doble carrera artística en este período madrileño de 1857 a 1868, observamos un paréntesis en su actividad en torno a los años 1862-1864, que suponemos relacionado con la creación de una academia de acuarela y la publicación de un manual de pintura.

Acuarela por Algarra en el Museo de Córdoba.
 Desde su regreso de Londres en 1857, Cosme Algarra haría repetidos intentos para establecerse como profesor de enseñanzas artísticas. Así, en el mismo año de su retorno, optaría sin éxito a la plaza de profesor de dibujo en la Escuela de Ingenieros de Minas de Madrid; e igualmente sin resultado positivo opositaría en idéntico año a la Cátedra de Paisaje en la Escuela Superior de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. [48]

En 1862, nuestro protagonista abriría, junto con Federico Ruiz, “una academia para enseñar a pintar la acuarela, dándose también lecciones de país y figura”. [49] En 1866, Cosme Algarra comenzaría a enseñar la técnica de la acuarela en la Sociedad de Bellas Artes, nacida del Liceo Artístico y Literario de Madrid, si bien la iniciativa no habría de prosperar. [50]

A mediados de 1866, el pintor Mariano Fortuny (1838-1874) visita el Museo Real para copiar obras del Tintoretto, Tiziano, Velázquez, Goya, etc. Son sus compañeros habituales en estas excursiones artísticas Cosme Algarra y José Vallejo, de cuyo afán de aprender del maestro es prueba la siguiente anécdota: Ambos acompañaban a Fortuny cuando iba a hacer sus copias al Museo, y llenábanse de asombro al verle, por ejemplo, que después de copiar con admirable exactitud la célebre infantita de Velázquez, ponía esta copia a la acuarela bajo el caño de una fuente para repintarla más tarde sobre los fundidos colores”. [51]

8.- EL “MANUAL DEL PINTOR” DE 1864. Al regreso de Inglaterra de Algarra en 1857, la prensa madrileña daba cuenta de la inminente publicación de tres obritas sobre pintura traducidas del inglés por nuestro protagonista: “La primera es un manual que trata del modo de hacer las tintas (…) La segunda y tercera se ocupan con la pintura al óleo y acuarela, tratando extensamente estas materias, puestas al alcance de las personas más ajenas al arte y muy útil, por consiguiente, para los principiantes que desean adquirir los primeros rudimentos en su carrera”. [52]

Portada del "Manual del pintor", edición de 1877.
No hemos encontrado noticias posteriores sobre la publicación de estos didácticos manuales que Algarra tenía en preparación en 1857. Sin embargo, creemos que este proyecto del artista caudetano, aparentemente no llevado a la imprenta, podría corresponderse con un “Manual del pintor teórico-práctico” publicado en París en 1864 por un desconocido Agustín Algarra. Este Manual, subtitulado “Principios fundamentales sobre la pintura al óleo y á la acuarela”, tuvo un notable éxito en su época ya que conoció, al menos, dos reediciones posteriores, en 1875 y 1877. [53]

En el Prólogo de este manual, su autor expone sus intenciones pedagógicas y presenta sus circunstancias personales en términos muy parecidos a los datos biográficos que conocemos acerca de Cosme Algarra: “Ni mi práctica de más de veinte años, ni los estudios que durante mi permanencia en el extranjero he podido hacer al lado de distinguidos profesores de gran nombre en el arte, ni seis años que, dedicado casi exclusivamente al género de la acuarela, permanecí en Inglaterra, el país en que con más esmero se cultiva este género, ni cuantas circunstancias pudiera reunir a favor mío, me hubiesen dado osadía bastante para emprender un trabajo que siempre hubiera creído superior a mis débiles fuerzas, a no haberme auxiliado obras extranjeras escritas por personas tenidas por competentes, las cuales he consultado detenidamente”. [54]

9.- BANQUETE ARTÍSTICO-LITERARIO CON EL MARQUÉS DE SALAMANCA EN 1859. A su regreso a Madrid tras sus años londinenses, Algarra formaba parte de un bohemio grupo de jóvenes literatos y artistas que se reunían habitualmente en el “Café Suizo” madrileño. La nómina de habituales en esta tertulia incluiría pintores como Eduardo Rosales, José Casado del Alisal, Antonio Gisbert, Domingo Valdivieso, José Vallejo, y literatos como Gustavo Adolfo Bécquer, Juan Antonio Viedma, Manuel del Palacio, etc. [55]

El Café Suizo de Madrid hacia 1873.
En enero de 1859, los componentes del círculo íntimo de Algarra concibieron la osada gamberrada de cursar una invitación en verso para compartir mesa y mantel al mismísimo marqués de Salamanca, D. José de Salamanca y Mayol (1811-1883), el empresario español más rico e influyente de la época. La ingeniosa misiva comenzaba de esta guisa: [56]
 “Carta cariñosa y franca
que escriben con efusión
doce hombres de corazón
a D. José Salamanca.
Nos, los abajo firmantes,
muchachos de porvenir,
que se acaban de reunir
con dos pesetas sobrantes;
viéndole pasar la vida
pródigo siempre y fecundo
convidando a todo el mundo
mientras nadie le convida;
queremos aunque sin blanca
nos halle el veinte de enero,
gastarnos aquel dinero
con D. José Salamanca…”

Continuaba la festiva invitación detallando el lugar de la cita, el humilde menú al que se convidaba y ofreciendo garantías de que no se hablaría de política ni se aprovecharía la ocasión para inoportunas peticiones. La carta estaba firmada por los doce habituales tertulianos del Café Suizo, entre quienes destacaremos la presencia de Manuel del Palacio, Luis Rivera, Ramón Rodríguez Correa, Francisco Asenjo Barbieri, Cosme Algarra, etc. Contra todo pronóstico, Salamanca respondió, aceptando la invitación, en versos urdidos por su amigo Ramón de Campoamor:
 “Acepto con gran placer
vuestra franca invitación
y así podremos saber
lo bien que saben comer
los hombres de corazón…”

Llegada la celebración del banquete, en el momento de los brindis, cada uno de los comensales hizo su discurso o recitado de versos para la ocasión, improvisando Algarra los siguientes octosílabos:
 “Señores, es mucho cuento,
pero no es una aprensión;
yo de diez mil hago ciento
y otros de mil un millón.
¿Consistirá en el talento?
Entonces soy un melón”.

El Café Suizo la noche de adjudicación de premios a los artistas expositores, “La Ilustración Española y Americana”, 1871.
En la misma celebración se acordó que Salamanca enviara  un álbum para que cada comensal dedicara unos versos en recuerdo de la ocasión, Barbieri prometió escribir una canción ad hoc y Algarra se comprometió a retratar a todos los comensales. Ignoramos cuál fuese el resultado final de este álbum, si bien tenemos constancia de que Algarra, en lugar de realizar un autorretrato, cumplió su promesa con  un ingenioso ardid, “dibujando un árido paisaje atravesado por un camino, en el cual se ve un mojón con la siguiente leyenda que deletrea un carretero: ‹‹De Algarra a Salamanca… 70 leguas››”. Jugaba, así, nuestro autor con las referencias geográficas existentes en el título del marqués y en su propio apellido (Algarra es un pueblo de Cuenca).  [57]

No debemos extraer de la anécdota de esta pintoresca cena, sin embargo, la conclusión de que Algarra y su círculo de amistades constituían un grupo de artistas marginales en la sociedad madrileña del momento. Al contrario de esta apariencia, todos ellos habrían de prosperar en su consideración y prestigio social en los años siguientes. Así, por ejemplo, en 1864, encontramos a nuestro protagonista como uno de los asistentes, junto a una completa nómina de escritores y artistas del momento, a la reunión en casa de D. Eduardo Asquerino donde se trató de la creación del Teatro Nacional. Igualmente, pruebas de esta promoción pública serían su nombramiento como director de un importante museo en 1868 o su ingreso como socio del Ateneo de Madrid en 1870. [58]

10.- DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL DE PINTURAS DE 1868 A 1872. A raíz de la Revolución de septiembre de 1868, Cosme Algarra es nombrado, en noviembre de aquel mismo año, director del Museo Nacional de Pinturas (o Museo de la Trinidad). En la prensa del momento se exponían los siguientes méritos para que Algarra ocupara este cargo: “…aparte de su renombre en el arte de Apeles, sus viajes, sus estudios y conocimientos literario-filológicos, pues posee cuatro idiomas, es todo lo que se llama un liberal de pura sangre; tan liberal, que por la defensa  de esta gran causa perdió todo su patrimonio”. [59]

Escalera del Museo de la Trinidad, "Guía de Madrid", 1876.
Escasos meses ocuparía Algarra el cargo de director de museo ya que un decreto de 1870 habría de ordenar la fusión de los dos museos nacionales, el Museo de la Trinidad y el Museo Real (o del Prado), suprimiendo el primero de estos dos establecimientos y adscribiendo todos sus fondos al segundo, que pasaría a llamarse Museo Nacional de Pintura y Escultura. Algarra cesó como director del desaparecido museo y fue designado miembro de la Comisión encargada de proponer las bases para refundir en un solo establecimiento los museos nacionales del Prado y de la Trinidad. Esta Comisión se constituyó en 1870 y quedó disuelta en 1872. [60]

Años después, en febrero de 1881, la prensa madrileña se haría eco del posible nombramiento de Algarra para la plaza de conservador del Teatro Real. Un diario satírico se burlaba de este rumor con los siguientes versos: [61]
 “Sin duda tiene algún tinte
de verdad esta noticia,
y el darle cargo es justicia;
pero para que no pinte”.

Asimismo, en mayo del mismo año 1881, la prensa madrileña volvería a especular con otro posible nombramiento para Algarra, en este caso se trataría de la plaza de director del Museo del Prado vacante por fallecimiento de Francisco Sans Cabot. Finalmente, sería designado para la dirección del gran museo Federico de Madrazo y Kuntz. [62]

10.- RETRATISTA Y RETRATADO EN TORNO A 1870. Cosme Algarra cultivó con notable éxito el retrato y fue, a su vez, objeto de un espléndido retrato realizado por Federico de Madrazo y Kuntz (1815-1894). A continuación, consideraremos sendas muestras de ambas facetas del artista caudetano, como pintor retratista y como personaje retratado, fechadas ambas en torno al año 1870.

El pintor Cosme Algarra por Madrazo (detalle), 1870.
El conocido retrato “El pintor Cosme Algarra”, obra de Federico de Madrazo, representa a nuestro protagonista, a la sazón de 54 años, de busto frente al espectador, con gesto enérgico, fruncido ceño y penetrante mirada. Madrazo debió iniciar el retrato de su amigo Algarra en agosto de 1868, en vísperas de la Revolución de Septiembre de 1868. La amistad entre ambos artistas no tardaría en enfriarse por las consecuencias personales de los cambios políticos motivados por la Gloriosa de 1868, ya que Madrazo sería destituido como director del Museo del Prado, a la vez que Algarra sería designado nuevo director del Museo Nacional de la Trinidad. El retrato está dedicado “A su amigo C. Algarra”, firmado en 1870 y consta en el inventario del autor como retrato regalado. La obra fue adquirida para el Museo del Prado en 1900. [63]

Simultáneamente a ser objeto de retrato por Madrazo, Cosme Algarra ejercía como retratista respetado en su época. Así, por ejemplo, en 1866 se ponía a la venta en las principales librerías madrileñas un retrato litografiado de Méndez Núñez, obra dibujada por nuestro autor; y en 1868 el Ateneo de Madrid encargaba a una serie de artistas de la época la elaboración de una galería de retratos de los socios más ilustres de la historia de la institución, correspondiéndole a nuestro autor el retrato de Nicomedes Pastor Díaz. [64]

Manuel Ruiz Zorrilla por Algarra, 1869. Museo de Albacete.
En 1869 está datado un conocido retrato que Algarra realizó al importante político liberal Manuel Ruiz Zorrilla, quien aparece sedente, mirando de frente al espectador, si bien con el cuerpo ligeramente girado a la derecha, brazo izquierdo sujetando guantes y apoyado sobre reposabrazos, mientras la mano diestra recae sobre un escritorio donde resalta un ejemplar de la “CONSTITUCIÓN DEMOCRÁTICA DE 1869”. Junto a otras condecoraciones sin identificar, Ruiz Zorrilla luce la Banda azul y blanca de Caballero con la Gran Cruz de Carlos III, correspondiente al cargo de Ministro del Gobierno. En el  ángulo inferior derecho se lee la inscripción: “Al Excmo. Sr. D. Manuel Ruiz Zorrilla. Homenaje de respetuoso afecto”, seguido de la firma del autor y la fecha de “1869”.

Suponemos que este retrato debió concluirse en la segunda mitad del año 1869, ya que la Constitución de 1869 fue promulgada a principios de junio de aquel mismo año. Ruiz Zorrilla aparecería representado aquí con la condecoración propia de su cargo como Ministro de Fomento, que ocupó desde octubre de 1868 hasta mediados de julio de 1869 (o acaso como Ministro de Gracia y Justicia, cuya titularidad ostentó desde mediados de julio de 1869 hasta enero de 1870). Resulta significativo observar que unos meses antes de la ejecución de este retrato, a finales de 1868, Algarra había sido designado director del Museo de la Trinidad precisamente por el entonces Ministro de Fomento, Ruiz Zorrilla. [65] El retrato realizado por Algarra fue adquirido en 2006 por el Museo de Albacete, constituyendo la única obra de su autor conservada en un museo de su provincia natal. [66]

12.- LAS PATENTES INDUSTRIALES EN LOS AÑOS 1878-1880. En el período 1878-1880 encontramos a Algarra inmerso en el patrocinio de una serie de patentes industriales relacionadas con los sistemas de riego.

1878: En 1878 obtiene patentes de invención por un “paralelogramo hidráulico de tubos comunicantes” y una “faja hidráulica para elevar aguas” ideada para sustituir a la antigua y costosa noria árabe”. [67]
Paisaje de Algarra, 1868, fotografiado por Laurent, Museo del Prado.



1879: En 1879 se expiden a su nombre patentes de invención “por mejoras en la construcción de las norias” y “por un empalmador, agarradera o gatillo para asegurar uno o los dos extremos de uno o más alambres, cuerda o cable vegetal o metálico”.  [68]

1880: En 1880 se registra a nombre de Cosme Algarra y Rafael Saldaña la patente de “un aparato para elevar agua titulado La Nueva Noria”. En idéntico año, publicaciones periódicas de diversas provincias anunciaban esta última invención con una referencia a la carrera artística de su creador: “¿Habrán oído hablar de un pintor que hace preciosas acuarelas y paisajes bellísimos? Aludo a Cosme Algarra. Pues bien, si quieren ustedes que se ponga contento y hasta que se entusiasme, no le hablen ustedes de sus pinturas sino de la noria que ha inventado, y que pueden ver funcionar los que necesiten aparatos de este género, en el Jardín Botánico de Madrid”. [69]

En la actualidad, todas estas patentes están registradas en la base de datos de la Oficina Española de Patentes y Marcas. [70]

13.- LOS FRACASOS ECONÓMICOS DE LOS NEGOCIOS INICIADOS EN 1872 Y 1882. Simultáneamente a la promoción de sus patentes, Algarra realizó una serie de fallidas inversiones que, a la postre, habrían de conducirle a la ruina económica. Así, un primer negocio frustrado consistiría en los proyectos de regadío para 80 fanegas de tierra que Algarra había arrendado en las afueras de la Puerta de Atocha para un período de tres años. Para tal fin, en abril de 1872, Algarra había conseguido que el Ayuntamiento de Madrid le cediese en arrendamiento la posesión de las aguas fecales para riego por término igualmente de tres años. Completaban la inversión de Algarra los gastos de alcantarillado para la conducción de las aguas residuales desde el desagüe general del arroyo de Carcabón hasta las tierras previamente arrendadas.

Retrato del compositor Francisco Asenjo Barbieri por Algarra.
A los pocos meses de uso de estas aguas, Algarra fue despojado de su aprovechamiento por orden judicial a resultas de una demanda interpuesta por la marquesa de Legarda. Si bien Algarra intentó sin éxito reclamar por vía legal el reintegro de la posesión de las aguas, una sentencia de septiembre de 1873 reconocía el derecho de la marquesa a la posesión inmemorial de las aguas procedentes del arroyo Carcabón, ya que estas pasaban por una huerta de su propiedad. [71]

Unos años después, volveremos a tener noticias de las graves consecuencias que supuso para Algarra un segundo fallido negocio, también relacionado con la explotación de las aguas residuales madrileñas. En efecto, en la Sesión de Cortes en el Congreso de los Diputados de 30 de junio de 1894, el diputado Sr. Francisco Lastres y Juiz interpeló al Ministro de la Gobernación, Sr. Alberto Aguilera Velasco, a fin de reclamar amparo para “un ciudadano desvalido  contra los atropellos del poder público”, en alusión a nuestro protagonista.

Retrato del escritor Antonio Flores por Algarra.
En su discurso, el diputado Lastres explicaría que Algarra había obtenido en 1882 una concesión del Ayuntamiento de Madrid “para aprovechar como fuerza motriz las aguas sobrantes de la alcantarilla del paseo de Atocha”. Tras haber obtenido esta concesión, Algarra “empleó el resultado de todas sus economías, más de 20.000 duros de capital propio y otro tanto de capital ajeno” para inversión “en los artefactos, mecanismos y construcciones necesarias para aprovechar estas aguas como fuerza motriz”.

Sin embargo, según el diputado Lastres, el Ayuntamiento revocaría poco después la concesión de manera arbitraria y Algarra se vería obligado a pleitear nuevamente en defensa de sus intereses. La reclamación de Algarra había quedado, finalmente, a expensas de la resolución del gobernador civil de Madrid, que se había demorado durante años y todavía se hallaba pendiente. En el curso de esta larga espera, Algarra había perdido sus ahorros y se hallaba, literalmente, “en la miseria”.  Por todo lo expuesto, el diputado Lastres rogaba al Ministro de la Gobernación que removiera los obstáculos administrativos necesarios para resolver el expediente del señor Algarra y, así, “poner término a una situación verdaderamente abusiva e intolerable para el insigne pintor”.

Retrato de Basilio Sebastián Castellanos de Losada por Algarra.
En su réplica, el Ministro Aguilera comenzaba reconociendo su responsabilidad en relación con la paralización del citado expediente, ya que él mismo, como anterior gobernador civil de Madrid, había iniciado esta línea de cautelosa conducta con este caso. Aguilera lamentaba que Algarra hubiera comprometido sus capitales “en un asunto tan aventurado” que le había llevado a verse “arruinado”, si bien explicaba que la dificultad de la concesión de estas aguas había residido en la cuestión de la salubridad pública ya que, según dictamen de la Junta Provincial de Sanidad, existía el riesgo de “inficionar el ambiente” y “dar origen a epidemias”. El Ministro concluía prometiendo mediar ante el Gobernador de Madrid para dar una pronta solución al asunto, bien en sentido favorable a Algarra o bien en la dirección indicada por el dictamen de la Junta Provincial de Sanidad. [72]

Suponemos que ambos fracasos empresariales, por negocios iniciados en 1872 y 1882, respectivamente, habrían de recomendar a Algarra el abandono de su carrera como promotor de patentes industriales y obligarían a nuestro autor a su regreso a la pintura por acuciantes necesidades económicas. 

14.- RETORNO FINAL A LA PINTURA EN 1879-1895. En su senectud, impulsado por las circunstancias, volvió Algarra con renovados bríos a frecuentar la creación artística y, así, en la prensa de la época se encuentran continuas noticias sobre sus crepusculares creaciones.

Salón del Ateneo, "Guía de Madrid", 1876.
1879: En 1879, colabora con un paisaje para el Salón de la Caridad del Ateneo de Madrid, en el que se exponen y rifan una serie de pinturas donadas por diversos artistas a beneficio de las víctimas de la inundación de las provincias de Levante de aquel año. [73]

1882-1885: Entre 1882 y 1885 se editó la revista madrileña ilustrada “Los Sucesos”, primera publicación española especializada en crímenes y causas célebres, para la que Algarra dibujó varias láminas. [74]

1882: En mayo de 1882, contribuye con la acuarela “Las lavanderas” a la exposición de la Sociedad de Acuarelistas en el local de esta asociación, calle de la Misericordia, número 2. En junio de idéntico año 1882, Algarra participa en una Exposición artística celebrada en el palacio de la calle Olózaga, propiedad del Sr. Aranzana, contribuyendo con dos lienzos pequeños, “Una maja” y “La fuente”. [75]

1883: En 1883, la prensa informa de que varios artistas se han ofrecido desinteresadamente a decorar el nuevo edificio del Ateneo, correspondiendo a nuestro protagonista, junto a otros pintores, la decoración del salón estilo Renacimiento. [76]

1884: En 1884, participa con dos retratos y una acuarela en la Exposición literario-artística organizada por la Asociación de Escritores y Artistas. [77]

1885: En 1885, participa con un paisaje en la Exposición en el Ateneo de obras donadas para una rifa en auxilio de las víctimas del terremoto de Andalucía. [78]

Exposición del Círculo de Bellas Artes por Picolo, “La Ilustración española y americana”, 1889.
       1888: En 1888, aporta dos paisajes a la novena Exposición de la Sociedad de Acuarelistas, siendo juzgado por una parte prensa en los siguientes términos: “Algarra, que fue de los primeros que aquí se dedicaron a este género de pintura, queda hoy muy por bajo de los modernos”. Otro sector de la prensa comentaba lo siguiente: “Los dos paisajitos del Sr. Algarra, números 1 y 2, son muy desiguales de factura; mientras el primero tiene la verdad y la franqueza del natural, el segundo tiende al cromo. Bien es cierto que, si la vista no nos ha engañado, lleva la fecha de 1863, y ya se conoce que el artista ha progresado mucho”. [79]

1889: En 1889, el Ministerio de Fomento adquiere su alabado cuadro representando a “San Francisco en éxtasis”, que había sido expuesto con gran éxito en la Exposición de Pinturas del Círculo de Bellas Artes celebrada aquel mismo año en el Pabellón de Cristal del Retiro. Junto a estas líneas reproducimos un grabado con una vista de esta Exposición, obra de Manuel Picolo. [80]

1890: En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890, aporta seis cuadros (tres de ellos acuarelas), destacando una “Rosa mística” y un “San Francisco de Asís”. Junto a estas líneas reproducimos un grabado dedicado a la “Apertura de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890: Exterior del Palacio de la Exposición a la llegada de los invitados oficiales”. [81]
 
1891: En la Exposición del Círculo de Bellas Artes inaugurada en mayo de 1891 en el Pabellón de Cristal del Retiro, nuestro artista concurrió con tres acuarelas, un país y un boceto de San Antonio. [82]

1892: En la Exposición del Círculo de Bellas Artes de 1892, Algarra acude con una acarela titulada "Novillada", a juicio de la prensa, "algo desdibujada y con bastante movimiento". En la Exposición nacional de Bellas Artes de 1892, presenta el lienzo “Los bandidos”, la escena costumbrista “Para mi Santo” y el cuadro místico “Consolatrix aflictorum”. La valoración general de estas obras por parte de cierto sector de la prensa resultaba en extremo crítica hacia nuestro autor: “Todo lo de Algarra bien dibujado, pero sin expresión y frío de color”. Asimismo, en el mismo año de 1892, la prensa anuncia un establecimiento comercial donde se presenta al público “una verdadera exposición de abanicos pintados por Cosme Algarra”, entre otros pintores.   [83] 

Apertura de Exposición Nacional de Bellas Artes, "La Ilustración española y americana, 1890.
1893: En febrero de 1893 y junto a otros prestigiosos artistas, pinta flores, pájaros y caricaturas en los países de los 1.500 abanicos repartidos en el Baile de Máscaras organizado por el Círculo de Bellas Artes; en mayo de idéntico año, presenta un boceto para la Exposición del Círculo de Bellas Artes; de mayo a octubre del mismo año, una obra suya, seleccionada por el Círculo de Bellas Artes de Madrid, participa en la representación artística española en la Exposición Universal de Chicago de 1893, siendo su trabajo, según algunas fuentes, distinguido con una medalla. Al margen de sus actividades artísticas, en marzo de 1893 se presenta al concurso para la provisión de cátedra de Dibujo, vacante en la Escuela de Bellas Artes de Zaragoza, sin que sepamos el resultado final de  esta oposición. [84]

1894: Expone sus obras “Feria de gitanos” y “Purísima Concepción”  en la Exposición de Cádiz de 1894. En su libro “Ojeada cómica a la Exposición Libre de Bellas Artes de 1894”, el periodista José Epila, alias “Latiguillo”, dedicó los siguientes versos humorísticos a ambos cuadros. En primer lugar, respecto de “Feria de gitanos”, decía jocosamente: [85]
“¡Dios mío, qué cosas malas
no harán aquellos gitanos,
que hasta el cielo, por no verlas
de nubes se ha encapotado!”

Asimismo, respecto de la obra “Purísima Concepción”, festejaba al autor con los siguientes versos:
“La divina Concepción
la envuelve el autor en nubes
del color del pimentón.
Algarra, si al cielo subes,
no has de encontrar el perdón.”

Vista del Museo de Arte Moderno, 1898.
1895: En la Exposición nacional de Bellas Artes de 1895, Algarra presenta el cuadro de tema histórico “Declaración de guerra a Napoleón I ó El alcalde de Móstoles”, que recibe comentarios positivos en atención a su calidad y a la provecta edad de su autor: “¡Pobre Algarra! ¡Pobre veterano! ¡Pintando a sus años! Su pulso es tan inseguro que apenas puede firmar y con el pincel adquiere una firmeza singular. En esta sala tiene Declaración de guerra a Napoleón I o el alcalde de Móstoles, cuadro pequeño, de muchas figuras, movidísimo. El pregonero del tambor y el cura son dos de ellas admirables. La solana de la casa del fondo, llena de entusiastas, un encanto. Es una obra con ambiente de pueblo castellano, luminosa y parda a la vez”. En el mismo año de 1895, en la Exposición artística celebrada en el Palacio de Anglada, nuestro autor está representado con una acuarela. En  la publicación del mismo año, “Álbum de Caridad”, a beneficio de los Asilos de Santa Cristina, se reproduce igualmente una obra suya. En idéntico año de 1895, Algarra asiste en el Ateneo a una conferencia sobre Velázquez a cargo del pintor Aureliano de Beruete. La prensa mostraba su sorpresa por la asistencia del “veterano Algarra, a quien sus ochenta años no estorban para acudir a estas sesiones”.  [86] 

1898: En 1898, se inauguró el extinto Museo de Arte Moderno, en una de cuyas salas se exhibía un paisaje de nuestro artista. Junto a estas líneas, reproducimos un grabado de “La Ilustración española y americana” donde se aprecia una vista de la sala  en la que figuraba la obra de Algarra junto a otros cuadros, entre los que se distinguen en primer plano las obras “Doña Juana la Loca” de Francisco Pradilla y “Un lance del siglo XVII” de Francisco Domingo Marqués. [87]

En 1898, la prensa madrileña se hacía eco de la noticia de su fallecimiento. [88]

15.- CONCLUSIÓN. En el presente artículo nos hemos propuesto ordenar los datos biográficos acerca de Cosme Algarra, disponibles en documentos y hemerotecas digitales, corrigiendo o poniendo en cuarentena la información, a veces escasamente contrastada, que se viene repitiendo a partir del esbozo biográfico trazado por Ossorio en su “Galería Biográfica de Artistas Españoles del siglo XIX”. La aportación de este compendio de nuevos datos nos ha permitido perfilar con más veracidad y concreción la figura de nuestro olvidado artista decimonónico, cuya polifacética y compleja personalidad esperamos pueda emerger a partir de este acercamiento.


La vida de Cosme Algarra estuvo, ciertamente, repleta de azarosos avatares. Inició su carrera artística hacia 1840, dedicado por igual al arte escénico y pictórico. Su compromiso con la causa liberal debió animarle a su exilio parisiense de 1843-1846. Al cabo de estos años en tierras francesas, retornó a prodigar su doble actividad artística, como intérprete lírico del repertorio romántico en boga (Verdi, Donizetti, Berlioz, Schubert, Meyerbeer, etc) en salones y teatros y, a la vez, como pintor participante en exposiciones de bellas artes, especializado en retratos y escenas de temática religiosa. Por razones que ignoramos, volvió a fijar su residencia fuera de España durante el período 1851-1857, en este caso en tierras inglesas, donde completó su formación pictórica con el acuarelista Henry Burdon Richardson.

Salón de Pinturas en la Exposición de Bellas Artes de 1858, "El Museo universal",1858.
Una vez regresado a Madrid y hasta la Revolución Gloriosa, estableció una academia para enseñar a pintar la acuarela, fundó la Sociedad de Acuarelistas, publicó un “Manual del pintor teórico-práctico” y, en suma, se convirtió en uno de los artistas pioneros en la técnica de la acuarela en la pintura española. En sus aportaciones pictóricas a diversos certámenes destacaron, habitualmente, sus paisajes a la acuarela, razón por la cual fue especialmente conocido como “paisista”. A su vez, paralelamente, no dejó de cultivar su afición al canto, prodigándose en veladas artísticas celebradas en los salones de domicilios particulares del Madrid burgués de la época. Asimismo, participó como celebrado actor en comedias de Bretón de los Herreros, Ventura de la Vega, etc. Con razón, la prensa de la época señalaba de Algarra que “pinta, canta, hace versos y declama, todo con buen acierto”. [89]

Tras el triunfo de la Revolución de 1868, Algarra alcanzó fugazmente la gloria de ser director del Museo de la Trinidad durante los años 1868-1870. A partir de 1872, se dedicó a promover patentes industriales e invertir en diversos proyectos relacionados con la explotación de las aguas residuales de Madrid. El fallido resultado de estos negocios y la consiguiente ruina económica habrían de forzar el retorno de Algarra a la pintura, a cuyo cultivo dedicó sus últimos años durante el período 1879-1895.

En su dilatada y variada carrera pictórica, Algarra destacó como paisajista, retratista, ilustrador, decorador, pintor de temática religiosa o histórica, introductor del cultivo de la acuarela en la pintura española, etc. Sin duda, su principal faceta pictórica sería la de paisajista, materia en la que ocupa un puesto en la historia de la pintura española, en una situación intermedia entre Jenaro Pérez Villaamil (1807-1854) y Carlos de Haes (1826-1898), al decir del historiador del arte Carlos Reyero: “Hay que recordar que Algarra es uno de los paisajistas españoles del medio siglo, nueve años más joven que Villaamil y trece años mayor que Haes y, por lo tanto, en una situación intermedia entre las visiones amplias de la naturaleza que proporciona el romanticismo y el realismo que se irá abriendo camino con posterioridad, aunque tradicionalmente viene siendo incluido entre los primeros”. [90]

Sin embargo, en la valoración global de la figura de Algarra no podemos olvidar otros aspectos de su polifacética personalidad. [91]  A este respecto, vale la pena recordar que el periodista y poeta satírico Manuel del Palacio (1831-1906) comentaba de su amigo Algarra “que lo mismo dibujaba una figura que refería un chascarrillo o cantaba un trozo de ópera”. [92]

Otra descripción similar de nuestro personaje trazaron Manuel del Palacio y Luís Rivera en una festiva quintilla dedicada a su común amigo Algarra: [93]
“Ha sido pintor, bolsista,
cantante, actor, periodista,
y al cabo de la jornada,
se ha quedado sin ser nada
más que un pobre… absolutista”.

Pintor de paisajes y retratos, aficionado al canto y al teatro, divulgador de la técnica de la acuarela, artista polifacético y de accidentada biografía,… esperamos que el presente artículo pueda contribuir a la reivindicación de la figura de este olvidado pintor del siglo XIX.


[1] Hemos consultado la siguiente bibliografía sobre Cosme Algarra: Manuel Ossorio y Bernard, “Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX”, 1883-1884, Tomo I, páginas 21-22; Bernardino de Pantorba, "Historia y crítica de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes", 1980, páginas 365-366; Carlos Reyero Hermosilla, "Noticias biográficas y artísticas del pintor caudetano Cosme Algarra, último director del Museo Nacional de la Trinidad", Actas del Congreso de Historia de Albacete, volumen IV, Instituto de Estudios Albacetenses, 1984, págs. 553-571; Pascual Clemente López, “¿Sabes quién soy? Cosme Algarra y Hurtado” en “La Tribuna de Albacete”, 22/04/2011, p. 23; y Fernando Alcolea Albero, “Pintores españoles en Londres (1775-1950)”,  2016, Capítulo III “Artistas españoles en Londres (1775-1866),  págs. 32-36. Las inexactitudes biográficas del estudio pionero de Ossorio y Bernard se repiten en la bibliografía posterior (excepto en el caso del estudio de Fernando Alcolea) y hallan su eco en la ficha del autor en la Wikipedia, el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia, etc.
[2] La partida de nacimiento de Algarra ha sido publicada por Carlos Reyero Hermosilla, op. cit., pág. 558. Las referencias a ambos, padre y hermano de Cosme Algarra, como escribanos en autos judiciales son continuas en la prensa de la época. Francisco Algarra y Hurtado hizo carrera administrativa en provincias y, tras la Revolución Gloriosa, fue nombrado “visitador de estancadas de la provincia de Madrid” (“La Correspondencia de España”, 09/01/1869). .
[3] “Los Diputados pintados por sus hechos: Colección de estudios biográficos sobre los elegidos por el sufragio universal  en las Constituyentes de 1869”, Tomo Segundo, Madrid, 1869, páginas 57-58. Según el Índice histórico de Diputados en www.congreso.es hubo un diputado Francisco Bañón y Algarra, sin duda hermano del anterior, que representó a la misma circunscripción de Castellón durante el mismo período 1869-1872. En cambio, suponemos que Cosme Algarra no tendría parentesco alguno con D. Carlos de Algarra, capitalista en París (casado con la aristócrata francesa Eulalia de Jonquieres de Algarra), general carlista y consejero áulico de D. Carlos VII de Borbón.
[4] Se trata del singular periodista Algarra que ejerció como anfitrión en la visita de Sinesio Delgado a Albacete narrada en “España al terminar el siglo XIX” (1897-1900).
[5] Manuel Ossorio y Bernard, op. cit., tomo I, pági. 21. 
[6] “Gaceta de Madrid”, 15/04/1839 y  “El Piloto”, 20/04/1839. Las obras de Bretón de los Herreros serían “Marcela o ¿cuál de los tres?” y “El Amante prestado”.
[7] Los retratos “le valieron mil plácemes de los principales artistas, entre ellos Tegeo y Esquivel”, según Manuel Ossorio y Bernard, op. cit., tomo I, pág. 21. 
[8] Inscrito en la Sala de Natural en el curso 1842-43, según Esperanza Navarrete Martínez, “Alumnos de la Sala de Yeso, del Natural y del Colorido de la Real Academia de San Fernando (1800-1844)”, en “Academia”, Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, números 106-107, 2008, pág. 204.
[9]Gaceta de Madrid”, 01/03/1843.
[10] Algunos autores como Reyero Hermosilla, op. cit. , pág. 553, sostienen erróneamente que Algarra permaneció en París desde 1840 hasta 1851.
[11] Según el estudio biográfico de Fernando Alcolea, la afición de Algarra por el canto lírico se desarrolla durante su estancia parisina, a la vuelta de la cual perfecciona sus estudios de canto con el tenor José Cagigal y la profesora de música Josefa Pieri.
[12] “El tiempo”, 05/06/1846.
[13] La función de marzo de 1847 ante la reina Isabel II en “El Español”, 24/03/1847. El concierto de julio de 1847 en domicilio de la marquesa de Villaseca en “La Esperanza”, 12/05/1847. El concierto benéfico en el Teatro del Museo en octubre en “La Carta”08/10/1847. El concierto en casa de la profesora de canto señora Pieri en “El Clamor público”, 24/12/1847.
[14]  “El Heraldo”, 18/06/1848.
[15] La intervención en la pieza de Verdi en  “El Observador”,  13/02/1849. La participación en la pieza de Meyerbeer  en “La patria”, 14/03/1849. La colaboración en la misa de Ignacio Ovejero en “La Ilustración”, 19/05/1849.
[16] “La España”, 22/12/1855.
[17] “Correo de los teatros”, 09/02/1851.
[18] “El Español”, 31/10/1847
[19] “En la exposición del Liceo nos ha llamado muy particularmente la atención el cuadro de San Juan, que ha presentado el conocido pintor señor Algarra, obra de gran mérito, por la filosofía de su composición, la corrección del dibujo y la armonía de su colorido” (“El clamor público”,  21/01/1849); “De los tres retratos y un San José del Sr. Algarra, el de señora gusta sobre todo en los detalles y las ropas” (“El clamor público”,  27/01/1849); “Hemos visto en la exposición pública del Liceo algunos cuadros del señor Algarra, que están revelando en su autor el genio del artista y el aprovechamiento del hombre. En otras exposiciones había presentado algunos retratos, que, si bien para los que conocen el arte eran dignos de alguna consideración, no estaban a cubierto de ciertas exigencias, a que obligaban los rasgos de belleza que en ellos se descubrían; pero, no obstante, se podía pedir mucho al joven pintor, mayormente si atendemos a que su talento y laboriosidad hacían esperar fecundos resultados. Hoy ya es otra cosa. El señor Algarra presenta muestras inequívocas de los prodigiosos adelantos que va haciendo en el arte de la pintura; y si, como no dudamos, persevera en tan glorioso camino, llegará a colocarse al nivel de nuestros primeros pintores contemporáneos. Sus retratos, aparte del parecido, están ejecutados con inteligencia y facilidad; las tintas son transparentes, el dibujo correcto, y en lo general la manera y proporciones dignas y adecuadas. Pero en lo que el joven pintor manifiesta su inspiración y talento, en lo que se conoce el fuego de su imaginación y fuerza de su alma, es en el San Juan predicando en el desierto: en este cuadro verán los inteligentes reunidas la fe viva de nuestra religión, con la vigorosa expresión de la naturaleza; es lo mejor y más acabado que de su autor  hemos visto, y lo que más particularmente ha arrancado las alabanzas que justamente le tributamos”.  (“El popular”, 31/01/1849). La compra de un cuadro por parte del I Marqués de Fuentes de Duero en “La Nación”, 15/08/1849; “El Clamor público”, 16/08/1849 y “El Popular”, 17/08/1849.
[20] La información sobre la litografía del duque de Alba en “El Popular”, 04/03/1850: “Hemos visto un bello retrato en litografía del señor duque de Alba, obra del acreditado profesor señor Algarra. Este artista ha adelantado tanto que no creemos que haya otro en su género en España que le aventaje, y aun dudamos que en el extranjero pueda hacerse cosa más perfecta que el trabajo que anunciamos”. El anuncio de la publicación de Escosura con ilustraciones de una serie de artistas en “El Sol”, 10/07/1850 y “El Observador”, 19/07/1850.
[21] “Correo de los teatros”, 23/03/1851.
[22] Ossorio y Bernard, en su op. cit., apunta que Algarra se encontraba en París cuando ocurrió el golpe de Estado de Napoleón III en diciembre  de 1851 y, a consecuencia de este cambio en las circunstancias políticas, decidió trasladar su residencia a Inglaterra.
[23] Según refiere Ossorio y Bernard, “Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX”, 1883-1884, Tomo I, página 21. 
[24] Fernando Alcolea Albero,  op. cit., págs. 32-36, donde aporta datos que no hemos podido contrastar sobre la actividad musical y el aprendizaje pictórico de Algarra en Inglaterra.
[25] Ossorio y Bernard, op. cit. señala que el regreso de Algarra a Madrid se debió al fallecimiento del padre del pintor en 1857. Fernando Alcolea, op. cit., pág. 35, refiere que a la vuelta de Londres, Algarra “prosigue entonces con su afición musical, si bien a partir de ahora en calidad de aficionado”.
[26] “La discusión”, 03/09/1857 y  05/12/1857.
[27] “La España”, 04/09/1858.
[28] Las funciones teatrales en “El Mundo pintoresco”, 08/05/1859, 19/06/1859 y 09/10/1859 respectivamente. La velada musical en el domicilio de Rotondo en “La Época”, 14/07/1859
[29] “El Nene”, 21/04/1860.
[30] “La Época”, 24/04/1861 y “El Contemporáneo”, 15/06/1861.
[31] “El Arte”, 04/11/1866. “El Correo de la moda”, 24/03/1866 y “El Artista”,  15/11/1866. Otras veladas musicales son reflejadas en “La Época”, 11/11/1866 y en  “La Correspondencia de España”, 04/04/1866.
[32] “Revista de Bellas Artes”, 25/11/1866 y  02/12/1866; “La Correspondencia de España”, 10/02/1867.
[33]  Las citas proceden, por orden de mención, de las siguientes fuentes: “La Discusión”, 03/09/1857, “El Contemporáneo”, 15/06/1861 y “El Mundo pintoresco”, 08/05/1859.
[34] “El Globo”, 02/09/1881.
[35] La cita del juicio crítico  de la prensa de la época sobre la aportación de Algarra procede de “El Mundo pintoresco”,  07/11/1858. Otro juicio crítico en “El Museo universal”, 15/11/1858. La mención honorífica se refiere en “La Época”, 19/11/1858.  Por otro lado, suponemos que Algarra no se presentaría a la primera Exposición Nacional de Bellas Artes, celebrada en 1856, por estar nuestro autor residiendo en territorio inglés; sin embargo , en una valoración de la aportación de Algarra a la segunda Exposición, en el año  de 1858,  el diario “La Discusión”, 24/10/1858, señalaba: “Quien ha adelantado mucho desde la Exposición anterior es D. Cosme Algarra”. La cita de Reyero Hermosilla en su op. cit., pág. 554.
[36] Las referencias a sesiones prácticas de la sección de pintura de la Sociedad de Bellas Artes en “La España”, 22/06/1859, 20/07/1859, 07/10/1859, 28/10/1859 y 11/11/1859; “La Época”, 22/06/1859; “El Clamor público”, 01/07/1859; y “El Mundo pintoresco”, 16/10/1859. La participación en la Exposición de la Sociedad de Bellas Artes en “El Mundo pintoresco”, 15/05/1859.
[37] “La Correspondencia de España”, 08/07/1861 y “El Contemporáneo”, 11/07/1861: “En la librería de Moro hemos visto varias acuarelas del distinguido paisajista D. Cosme Algarra, joven que ha llevado su entusiasmo por el arte hasta el punto de consumir su patrimonio en largos viajes por el extranjero, y en aprender al lado de los primeros artistas de este género en París y Londres. En las acuarelas a que nos referimos, ligera muestra del talento del señor Algarra, prueba este artista que no ha olvidado las máximas de su maestro Richardson, y que a poca protección que se le dispensase, con la salida acaso de sus obras, tendríamos en él un acuarelista, que en nada desmerecería de los primeros de otras naciones; pues a la armoniosa entonación que sabe dar a sus cuadros, une la gracia y el buen gusto en la composición, y el acierto para tomar del natural lo más agradable y bello en el paisaje”.
[38] La aportación de Algarra al certamen en “La Época”, 11/09/1862. La distinción concedida en “Gaceta de Madrid”, 30/11/1862. La exposición de la Dalia Azul, en “La España”, 28/05/1862.
[39] La distinción concedida en “La Época”, 20/01/1865. La aportación a la Exposición de 1864 en Reyero Hermosilla, op. cit., pág. 554.
[40] “La Correspondencia de España”, 07/07/1866.                                                  
[41] La aportación de Algarra a la Exposición de 1867 en “La España”, 23/02/1867 y en Reyero Hermosilla, op. cit., pág. 554. La distinción concedida en “Gaceta de Madrid”, 16/02/1867. La recomendación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en “Revista de Bellas Artes”, 05/05/1867.
[42] ”Guía oficial de España”, 1875 y “Revista europea”, 15/3/1874.
[43] “Diario oficial de avisos de Madrid”, 07/12/1870: “Nueva iglesia. Mañana probablemente se inaugurará el templo católico edificado en el barrio de Salamanca. Hemos oído hablar con elogio de algunas obras de arte que decoran el interior de la nueva iglesia, entre las que se cita un Cristo, de Algarra, lienzo de mucho mérito a juicio de los inteligentes”.
[44] “La Época”, 20/11/1862 y “La España”, 23/02/1867 respectivamente.
[45] “La Correspondencia de España”, 08/07/1861 y “El Contemporáneo”, 11/07/1861.
[46] Poema asimismo publicado en “La Esperanza” (Madrid), 29/11/1862.
[47] Ambas noticias, respectivamente, en “La Época”, 02/04/1863 y  “Gil Blas”, 10/05/1868. Además, en “El Clamor público”, 05/04/1863, se daba noticia de un nuevo sistema de reproducción de imágenes en el que había colaborado nuestro autor: “Ayer mismo llevaba en la mano un amigo una caricatura de Algarra a lápiz, que representa a Don Quijote y Sancho copiado en el mismo tamaño que el diseño y con una precisión admirable. El procedimiento ha recibido el nombre de Fotolito-cinco-grafía, que viene a decir arte de grabar con el auxilio de la luz, la piedra y el cinc”.
[48] La plaza de profesor de dibujo en la Escuela de Minas sería obtenida por el pintor José Vallejo, según “El Museo universal” y “La España” 30/08/1857. La cátedra de  Paisaje sería ganada por el pintor Carlos de Haes  según  “La Discusión”, 21/08/1857. Algunos autores como Reyero Hermosilla, op. cit. , pág. 554, sostienen erróneamente que Algarra obtuvo el puesto de Profesor de Dibujo de la Escuela de Minas.
[49] “La Discusión”, 21/10/1862: “Dentro de algunos días se abrirá, bajo la dirección de los Sres. D. Cosme Algarra y D. Federico Ruiz, una academia para enseñar a pintar la acuarela, dándose también lecciones de país y figura. La reputación que han alcanzado en estos ramos los directores de esa academia, es una garantía de enseñanza para los más exigentes. Aplaudimos el pensamientos de los Sres. Algarra y Ruiz, que tiene por objeto desarrollar en España este género tan cultivado en el extranjero por todas las clases de la sociedad”.
[50] Ángel Avilés y Merino evoca esta Sociedad en su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes en 1893: “Posteriormente, un artista ya viejo y siempre simpático, D. Cosme Algarra, que estudió en Inglaterra bajo la dirección de Richardson aquella manera idealista y un tanto convencional, pero fresca, limpia y transparente de los pintores británicos, cultivó y enseñó la acuarela en la Sociedad de Bellas Artes, nacida del famoso Liceo, fundado por nuestros románticos. En varios sitios y con diversos nombres ─  entre otros el de Sociedad de los Basilios,  ─ trabajó esta asociación bajo la presidencia del pintor Esquivel, disolviéndose y desapareciendo muchos años ha. Ni siquiera subsisten los edificios donde sucesivamente se juntaban aquellos artistas, porque la fiebre demoledora y reconstructora de Madrid los ha derruido, como acaba de hacer con la casa de la calle de San Agustín, esquina a la de Cervantes, en la cual tuvo su estudio Algarra, y yo recibí de él mis primeras lecciones de acuarela” (Discursos leídos ante la Real Academia de Bellas Artes en la recepción pública del Excmo. e Ilmo. Sr. D. Ángel Avilés el día 5 de febrero de 1893, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1893, páginas 17-18). Resúmenes de su discurso pueden verse en “El Día”, 15/02/1893; “La Iberia” y “El Imparcial”, ambos de 06/02/1893; y “La España artística”, 11/02/1893. Según Fernando Alcolea Albero, op. cit.,  pág. 35, Algarra fundó la “Sociedad de Acuarelistas” en 1866.
[51] Ángel Avilés y Merino evoca esta anécdota en su Discurso de recepción ante la Real Academia de Bellas Artes, 1893, pág. 18. En el Catálogo-Guía de la Exposición de Acuarelas y Aguadas Españolas, Madrid, 1946, pág. 10, se alude a la misma visita: “En 1866 vino Fortuny a Madrid y son sus compañeros en las visitas al Museo Real y en otras excursiones artísticas, Vallejo, Algarra, R. de Madrazo su hermano político, Moragas, Tapiró y Agrasot”. Según Fernando Alcolea Albero, op. cit.,  pág. 35, en 1866 Algarra figura inscrito en el libro de registro de copistas del Museo del Prado “constando como garante Federico Madrazo”.
[52]La España”, 30/12/1857 y “La España artística”, 04/01/1858.                   
[53] No parece que el autor de este Manual de pintura sea el mismo Agustín de Algarra que publicó las siguientes obras políticas: “Apuntes económico-políticos y administrativos”, Marsella, 1849; y “Proyecto de indemnización para los patriotas que han sufrido por la causa de la libertad: dirigido al Excmo. Señor Duque de la Victoria, Presidente del Consejo de Ministros”, Madrid, 1855.
[54] Agustín Algarra, “Manual del pintor teórico-práctico ó sea Principios fundamentales sobre la pintura al óleo y á la acuarela”, Libreria de Rosa y Bouret, París, 1877, págs. 8-9.
[55] Una detallada nómina de los literatos y artistas que solían frecuentar el Café Suizo puede verse en “El Heraldo de Madrid”, 22/01/1898 (“El Madrid de hace treinta años”). 
[56] La noticia del banquete en “La Discusión”, 16/01/1859; “La Iberia”, 18/01/1859; “La España”, 16/01/1859 y 18/01/1859. Una detallada narración de la anécdota en “La Ilustración”, 07/01/1883.
[57] Anécdota y cita procedente de “La Época”, 16/03/1859. Asimismo, se refiere en “La Época”, 23/01/1883.
[58] La noticia sobre la asistencia a la reunión para tratar del nacimiento del Teatro Nacional, en “El Contemporáneo”, 17/03/1864. La noticia sobre el ingreso en el Ateneo madrileño en “Lista de señores socios del Ateneo de Madrid”, noviembre 1886.
[59]La Esperanza”,  13/11/1868: “La plaza de director del Museo nacional va a concederse a D. Cosme Algarra, que ya la desempeñaba por nombramiento de la junta revolucionaria de Madrid”. “El Imparcial”, 13/12/1868: “Ayer tomó posesión de director del Museo nacional el Sr. D. Cosme Algarra”. Los méritos de Algarra en “La Iberia”, 12/11/1868. “La Discusión”, 01/05/1869: Algarra ejerce como miembro del tribunal en la oposición para proveer la plaza de restaurador del Museo Nacional de Pinturas.
[60] La creación y la disolución de esta Comisión se publicaron en la “Gaceta de Madrid” de 27/11/1870 y de 02/07/1872 respectivamente. El período de Algarra como director del Museo de la Trinidad está bien documentado en la op. cit. de Carlos Reyero Hermosilla, si bien este autor no menciona el incidente relacionado con un cuadro obra de Vicente Carducho que se trasladó desde el Monasterio de Santo Domingo el Real hasta el Museo de la Trinidad por intervención de Algarra. Se trató de este asunto en sesión del Congreso de los Diputados de 8 de julio de 1871, según Carlos Cambronero, “Las Cortes de la Revolución”, Madrid, 1898, págs. 178-179. El incidente tuvo reflejo en la prensa de la época, por ejemplo, en “La Esperanza”, 19/06/1871 y 10/07/1871. 
[61] “Diario oficial de avisos de Madrid” y “La Correspondencia de España”, 15/02/1881, dan la noticia en los mismos términos: “Se indica al distinguido pintor señor Algarra para la plaza de conservador del teatro Real”. Los versos satíricos en “El Buñuelo”, 17/02/1881.
[62] “La Correspondencia de España”, 09/05/1881.
[63] Ficha técnica de “El pintor Cosme Algarra” en la web del Museo del Prado: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/el-pintor-cosme-algarra/2b1146fb-56a7-4183-a103-1c6292f82628
[64] La litografía de Méndez Núñez  en “La Correspondencia de España”, 07/07/1866. El retrato de Pastor Díaz para el Ateneo de Madrid en la ”Guía oficial de España”, 1875 y “Revista europea”, 15/3/1874.
[65] Junto con otros artistas y literaFtos de la época, Cosme Algarra contribuyó con su dibujo “El primer cigarrillo” al Álbum dedicado a Manuel Ruiz Zorrilla en 1870 y conservado en la BNE.
[66] Pascual Clemente López, “Artes plásticas en el Museo” en “40 años de Museos en Democracia: El Museo de Albacete”, IEA, 2018, página 103.
[67] La noticia sobre ambas patentes en “Crónica de la industria”, 15/12/1878 y en “Gaceta de Madrid”, 02/02/1879. La prueba de la faja hidráulica en La Iberia”, 21/09/1878: “Ayer se verificó en la carretera de Aragón, núm. 25, la prueba pública del aparato inventado por Don Cosme Algarra para sustituir a la antigua y costosa noria árabe”. Un extenso análisis técnico de la faja hidráulica en “Gaceta de los caminos de hierro” de 06/10/1878.
[68] La primera patente en “Gaceta de Madrid”, 26/09/1879 y la segunda patente en “La Gaceta industrial”, 25/01/1880.
[69] La patente de la Nueva Noria en la “Gaceta de Madrid”, 10/10/1880 y 14/06/1881. El anuncio de la Nueva Noria en “La Opinión”, 25/04/1880; “Crónica Meridional”, 25/04/1880; y “El Correo Gallego”, 27/04/1880.
[71] Sorprendentemente, habrían de pasar ocho años hasta que en julio de 1881 Algarra entablase una nueva demanda, cuya sentencia de diciembre de 1882 absolvería a los herederos de la marquesa y negaría a Algarra todo derecho a ser indemnizado. Finalmente, Algarra interpondría recurso de casación sobre la restitución de las citadas aguas, que la Audiencia de Madrid desestimaría en sentencia de 27 de octubre de 1883. La sentencia sería publicada en la “Gaceta de Madrid” en 15/01/1884 y, asimismo, recogida en “Biblioteca Jurídica de la Revista General de Legislación y Jurisdicción (sección de Jurisprudencia). Jurisprudencia Civil. Sentencias del Tribunal Supremo en recursos y competencias correspondientes al año 1883”, Tomo 53, 1885, páginas 154-157. Antes de dictarse esta sentencia de 1883, Algarra y su socio sufrían un embargo de bienes por impago del arrendamiento acordado con el Ayuntamiento. En efecto, en el “Diario oficial de avisos de Madrid”, de 11/06/1891 y días siguientes, el Ayuntamiento de Madrid publicaba un Edicto por el que se decretaba la venta en pública subasta de los bienes embargados a Cosme Algarra y José de Escoriaza “por débito del aprovechamiento de aguas fecales de la alcantarilla de Atocha, correspondiente al año económico de 1890 a 1891”. Entre los bienes embargados y puestos a subasta, se encontraba “una rueda hidráulica”.
[72] “Diario de las Sesiones de Cortes”, Congreso de los Diputados, Legislatura de 1893, Tomo XII, págs. 5354-5356.
[73] “La Época”, 21/11/1879: el cuadro de Algarrase titulaba “Las lavanderas”.
[74] Ossorio y Bernard, op. cit. págs. 21-22 señala a este respecto. “Aunque la reputación de este artista es debida a sus acuarelas especialmente, ha trabajado en todos los géneros de pintura y ha dibujado varias láminas para la obra del Sr. Escosura La conquista de Méjico, el periódico Los Sucesos y otros”. Los datos sobre “Los Sucesos” proceden del artículo de Rosa María Rodríguez Carcela, “La prensa de sucesos en el periodismo español”, Revista Internacional de Historia de la Comunicación, Nº 6, Vol. 1, año 2016, pp. 25-28.
[75] Sobre la acuarela “Las lavanderas” se escribe en “La Correspondencia de España”, 16/05/1882, y en  El Imparcial”, 23/5/1882, donde se dice: “Las lavanderas, acuarela de D. Cosme Algarra, pertenece a la primitiva escuela, y es dulce su entonación y bien estudiadas las figuras”. Sobre los lienzos “Una maja” y “La fuente” se da cuenta en “El Imparcial”, 14/06/1882.
[76] “El Imparcial”, 07/08/1883
[77] “El Liberal”, 04/11/1884 y 30/11/1884.
[78] “Revista de España”, 1-1885.
[79] “La noticia de la Exposición en Diario oficial de avisos de Madrid”, 15/05/1888 y “El Imparcial”, 21/05/1888. El primer juicio crítico en  “El Correo militar”, 16/05/1888. El segundo juicio crítico en “La Justicia”, 02/06/1888.
[80] Grabado publicado en “La Ilustración española y americana”, 30/05/1889, con el pie de página: “Madrid. Exposición del Círculo de Bellas Artes en el Pabellón de Cristal del Parque de Madrid, inaugurada el 22 del corriente. (Apuntes del natural, por Manuel Picolo”. El cuadro de San Francisco por Algarra en “El Día”, 07/06/1889: “El veterano Cosme Algarra presenta una imagen de San Francisco en éxtasis, inspirado en las buenas tradiciones de los antiguos maestros españoles; tiene corrección en el dibujo, fineza en el colorido, y una cualidad más rara, que es la unción religiosa”; “La Dinastía, 30/06/1889: “El San Francisco, de don Cosme Algarra, es sobrio y parco de entonación, tendiendo a una manera poco usada ya en la época actual de impresionismo”; “Diario de Córdoba”, 18/8/1889: “Cosme Algarra, el antiguo y celebrado pintor, acaba de dar una prueba de viril empuje y altísima inspiración. La nieve de los años no ha podido apagar el fuego sagrado que arde en su alma, y quien lo dude que contemple un instante, nada más, su San Francisco en éxtasis. Pocas veces logran reunirse, como en este cuadro, todas las cualidades de la buena escuela. Dibujo correctísimo llevado hasta el extremo de poder servir la cabeza del santo de verdadero estudio anatómico, color exacto, preciosa luz y sobre todo algo ideal que flota en la obra y parece ponerse en comunicación con quien la mira, algo que no se traza con líneas ni se interpreta por medio de matices más o menos opacos o brillantes, algo que es lo que el alma al cuerpo y lanza como reflejos del más hermoso espiritualismo. El nuevo cuadro de Algarra merece ir al Museo de Madrid. Y como no somos de los pesimistas que creen que aquí basta merecer una cosa para no alcanzarla, esperamos que irá. Para honra del Ministro de Fomento que así lo acuerde”; “La Correspondencia de España”, 29/03/1888: “Parece que es un hecho la adquisición por el ministerio de Fomento del precioso cuadro San Francisco en éxtasis, obra del reputado artista D. Cosme Algarra. El acuerdo honra en extremo al Sr. Canalejas, decidido protector de las artes”; y “La Correspondencia de España”, 07/08/1888: “En el ante-despacho del señor ministro de Fomento, está expuesto un precioso san Francisco al óleo, pintado por el reputado artista D. Cosme Algarra, uno de los decanos de los pintores de Madrid, obra que está siendo muy celebrada por cuantos inteligentes han tenido ocasión de admirarla”.
[81] El grabado que reproducimos es un dibujo del natural por Juan Comba publicado en “La Ilustración española y americana”, 15/05/1890. La noticia sobre las obras de Algarra en la Exposición de 1890 se publica en “El Liberal”, 18/05/1890. Un comentario sobre la obra “Rosa mística” aparece en “La Ilustración española y americana”, 15/05/1890: “Si se exceptúan dos invocaciones de la letanía (la Rosa mística, de Algarra, y la Stella matutina, de Álvarez, distintas en mérito, pero no en sentimiento de la belleza ideal) nada ofrece la Exposición que anuncie la existencia de la fantasía entre las facultades del alma humana”. Otor comentario sobre la aportación de Algarra a la Exposición de 1890 aparece en “La Ilustración”, 20/07/1890: “San Francisco de Asís, Rosa Mística, dos lienzos de D. Cosme Algarra en los que se descubre la sutilidad con que ejecuta siempre este autor; el primero sobre todo es una hermosa manifestación de realismo; le avalora también lo correcto del dibujo”.
[82] La noticia sobre la Exposición del Círculo de Bellas Artes en “Anuario literario y artístico para el año de 1892”, 1892, nº 3.
[83] La cita sobre "Novillada" tomada de "La Correspondencia de España", 13/11/1892. La cita del juicio crítico sobre las obras aportadas a la Exposición de 1892 procede de “El Correo militar” de 19/05/1891. Otros juicios resulta ban más benignos para nuestro autor. Así, en relación con el cuadro “Los bandidos” se decía en “La República” de 12/05/1891: “<<Los bandidos>> de Algarra, de mucha verdad”. Otro comentario positivo aparecía en “El isleño” de 12/10/1892 y se refería a la escena costumbrista “Para mi Santo”: “El genial artista Cosme Algarra, tan discutido in illo tempore, ha presentado un asunto de costumbres expresado con suma gracia y sencillez. Se titula Para mi Santo y representa un pintor recibiendo en su estudio a una señora y una niña. En el caballete se ve la obra  en que el pintor trabaja, una Purísima, que contempla la madre con arrobamiento, mientras la hija ofrece a la Virgen un ramo de azucenas. Asunto tan sencillo envuelve, sin embargo, mucho interés por el acierto del Sr. Algarra”. Las opiniones sobre “Consolatrix aflictorum” ofrecían variados juicios: en “El Liberal”, 22/10/1892, se decía: “Consolatrix aflictorum. Cuadro místico de carácter decorativo. Como nota de color, agradable”; en “La Dinastía”, 09/11/1892, se apuntaba: “Consolatrix aflictorum. El catálogo no da más detalles; parece un modelo de medallón para un techo. Resulta pobre y arcaico de color”; y en “La Iberia”, 24/11/1892, se estimaba: “No es malo el efecto que produce la alegoría que su autor, D. Cosme Algarra y Hurtado, denomina: Consolatrix aflictorum. Parece el boceto de una obra decorativa. El colorido y la factura denotan al artista acostumbrado a la pintura al temple, más práctico que técnico, por decirlo así”. El anuncio sobre la exposición de abanicos aparece en variada prensa regional como  “La Paz” de Murcia, “Diario de Córdoba”, “Crónica de Badajoz”, “La lucha” de Gerona, todos en 13/10/1892 y “El noticiero balear”, en 15/10/1892. El texto de este aviso comercial señalaba: “El Sr. Serra, hoy su sucesor D. Antonio Lambea, tiene en su establecimiento una verdadera exposición de abanicos pintados por Cosme Algarra, o por Alarcón, de Cárceles, Picolo y otros distinguidísimos pintores”.
[84] “La decoración de abanicos para el Círculo de Bellas Artes en La Época”, 12/02/1893 y “Diario oficial de avisos de Madrid”, 13/02/1892. El boceto presentado a la Exposición del Círculo de Bellas Artes en “El Imparcial” y “La Época”, ambos de 13/05/1893; un agudo comentario crítico sobre esta exposición en “El Liberal”, 14/06/1893. La participación en la Exposición Universal de Chicago en “El Imparcial”, 29/08/1893 (donde se nombra a Algarra como artista premiado) y “La Época”, 03/09/1893 (donde se cita a nuestro autor entre los no galardonados) . La presentación al concurso para provisión de la cátedra zaragozana en “Gaceta de instrucción pública”, 15/03/1893.
[85] José Epila, Latiguillo, “Ojeada cómica a la Exposición Libre de Bellas Artes de 1894”, Cádiz, 189, pág. 7. 
[86] El comentario citado sobre “El alcalde de Móstoles” procede de “La Dinastía”, 24/05/1895. Otro comentario interesante encontramos en “La lucha” de Gerona, 19/07/1895: “De don Cosme Algarra es <<Declaración de guerra a Napoleón I o el alcalde de Móstoles>>. Un cuadrito de pequeñas dimensiones de mucho y gran ambiente. Los entusiastas castellanos tienen natural originalísimo, destacándose entre ellos las figuras del cura y el pregonero con el tambor”. La participación en la exposición del palacio de Anglada en “La Época”, 26/05/1895. La colaboración en la publicación “Álbum de Caridad” en “El País”, 09/06/1895. La asistencia a la conferencia en el Ateneo en “El Día”, 05/05//1895.
[87] “La Ilustración española y americana”, 22/11/1898.
[88] “La Época”, 01/02/1899: “La Memoria de secretaría aprobada en la última junta general de la Asociación de Escritores y Artistas comienza dando cuenta de las bajas que durante el año transcurrido ha sufrido la Sociedad, entre ellas algunas tan sensibles como las del pintor Algarra…”.
[89]  “El Mundo pintoresco”, 08/05/1859.
[90] Carlos Reyero Hermosilla, op. cit., págs. 553-554.
[91] Algarra pudo ser incluso personaje literario, ya que el prolífico escritor Torcuato Tárrago dio el nombre de “D. Cosme Peluquín y Algarra” al protagonista de su cuento “La punta del pie”, publicado en “El Periódico para todos”, 06/02/1878.
[92] Manuel del Palacio, “Mi vida en prosa: crónicas íntimas”, 1904, página 192. Publicado previamente en “El Imparcial”, 03/02/1902.
[93] Manuel del Palacio y Luís Rivera, “Cabezas y calabazas”, 1864, pág. 60.