Mariano Roca de Togores. |
A
su nacimiento en nuestra ciudad, habría de referirse él mismo, años después, en
uno de sus más celebrados poemas, el soneto “Mi destino”, en el que evoca su población natal en términos
escasamente complacientes: “Campo estéril, mortífera laguna / Me vio nacer…”. Analizaremos
detalladamente este soneto después de trazar una breve semblanza de la figura literaria
de nuestro autor.
Las raíces familiares albaceteñas de nuestro autor se deben a sus abuelos
maternos, al ser su madre hija única de la rodense MARÍA JOAQUINA DE ARCE Y LARA y del albaceteño FERNANDO CARRASCO Y ROCAMORA, Conde de Villaleal, Señor de la Villa
de Pozo-Rubio, Señor de Molíns, etc.[1]
El insigne escritor albaceteño fue el menor de los cuatro descendientes del
matrimonio formado por su padre el oriolano LUIS ROCA DE TOGORES Y VALCÁRCEL (1775-1828), conde de Pinohermoso,
y su madre la albaceteña MARÍA FRANCISCA
DE PAULA CARRASCO Y ARCE (1759-1848), hija de los antepasados mencionados
anteriormente y por lo tanto heredera de los títulos de condesa de Villaleal,
Señora de Pozo-Rubio, etc. [2]
A
cuenta de sus diversos orígenes familiares, gozó la familia de nuestro autor de
múltiples títulos, viviendas y haciendas repartidas entre Albacete y Orihuela. [3]
El conde de Pinohermoso y el marqués de Molíns a caballo. José Roldán, 1848. |
Por
su parte, en 1848 Mariano Roca de Togores habría de ser distinguido por la
reina Isabel II con los títulos de primer
Marqués de Molíns y primer Vizconde de Rocamora en alusión a poblaciones
alicantinas cercanas a Orihuela.
La
residencia familiar oriolana fue el Palacio
del Duque de Pinohermoso, sito junto a la catedral de Orihuela y convertido
hoy en sede de la Biblioteca Fernando de Loazes. En su madurez, Mariano Roca de
Togores habría de establecer su residencia oriolana en el Palacio de Tudemir, rehabilitado en la actualidad como Hotel
Monumento. [5]
La
casa solariega de sus padres en Albacete fue el desaparecido Palacio de Pinohermoso, situado en el
Altozano. [6]
Fachada del antiguo Palacio de Pinohermoso en Albacete. |
En
su Biografía del Marqués de Molíns
(1891), su biógrafo Francisco de Cárdenas resumió así los primeros años de vida
de nuestro ilustre personaje:
“En 17 de Agosto de 1812, cuando
las armas francesas dominaban en España, vino al mundo en Albacete, el tercer
hijo del conde de Pinohermoso y de la condesa de Villaleal, que se llamó D.
Mariano Roca de Togores. Recibió su primera educación en el hogar paterno hasta
que después de algunos años de paz y tranquilidad pública, lo mandó su padre á
Madrid, para que hiciera sus estudios en el colegio de la calle de San Mateo,
de célebre memoria, por haber sido profesores en él, el sabio don Alberto Lista
y el eminente literato D. José Gómez Hermosilla”.
En 1840, un amigo de nuestro autor, el poeta y dramaturgo riojano Manuel Bretón de los Herreros (1796-1873), escribió en el álbum de la primera esposa de Mariano Roca de Togores un romance que comenzaba con una alusión al nacimiento albaceteño del Marqués de Molíns: [8]
“Nació de pie tu marido, / según el dicho común,
porque hombre más venturoso / no nació del
Norte al Sur.
Con ser hijo de Albacete / le alienta genio
andaluz,
y no desdeñara Rioja / los sones de su laúd
…"
El Marqués de Molíns por Madrazo. |
En
su juventud madrileña, formó parte de la tertulia
del Café del Príncipe, conocida como “El Parnasillo”, verdadero punto de
encuentro de la joven generación de escritores y pintores románticos en los
años 30 del siglo XIX.
Entre estos jóvenes bohemios, en 1837, destacó Roca de Togores como amigo íntimo de Larra en los postreros momentos de vida de “El Pobrecito Hablador”. Así, en su artículo “El último paseo de Fígaro”, nuestro autor habría de narrar las últimas andanzas del famoso suicida y en el entierro de éste habría de concluir la lectura de los arrebatados versos con los que Zorrilla se dio a conocer al mundo literario.
Reunión de poetas (detalle) con el Marqués de Molíns a la izquierda, de pie. Esquivel, 1846. |
Una lectura de Ventura de la Vega. Esquivel, 1845. |
Como
hombre de letras, Roca de Togores cultivó todas las formas literarias en boga:
artículos periodísticos, discursos académicos, memorias, opúsculos literarios,
dramas históricos en verso, cuentos históricos, estampas costumbristas y, sobre
todo, una variada e interesante obra poética.
Mariano Roca de Togores. |
Gran
parte de su producción poética consistió en poemas de circunstancias y etiqueta:
versos para el álbum de una dama, dedicatorias en ocasiones sociales, invitaciones
festivas a amigos, justas poéticas con consonantes forzados, etc.
En sus Obras poéticas, el mismo autor ofrece una explicación de cómo se gestaron alguna de sus composiciones:
“En las sesiones semanales del Liceo se sacaban a suerte temas para composiciones ligeras, que se hacían en un breve espacio y, leídas y juzgadas por un tribunal de damas, obtenía de ellas el autor premiado un ramo de flores”.
Entre
esta larga serie de poemas de inspiración banal dedicados a damas de la aristocracia,
eminentes literatos y variadas ocasiones sociales, a veces suenan acentos
sinceros y profundos como en la “Improvisación en un banquete patriótico dado
en París en celebridad del Convenio de Vergara” (1839):
“Mas si con furor violento,
Por saciar codicia extraña,
Pueblan los hijos de España
Uno y otro campamento;
Cuando el clarín llamará
A fratricida pelea,
Habrá quien vencido sea,
Pero quien triunfe no habrá…”
Nuestro poeta desarrolla, sin embargo, en
ocasiones, originales visiones poéticas como las de sus fantasías “El insomnio” y “Los ensueños”: [9]
“Vuela
entre tanto do se agita inquieta
Dama
gentil entre cendal y pluma
Y el
velador delirio que la abruma
En tu
vuelo fugaz cambia y sujeta…”
Asimismo, en sus romances jocosos y letrillas
alcanza notable gracia y ligereza, singularmente en las décimas esdrújulas
dedicadas a Larra “Lamentos de un
poetastro”:
“Reniego
del signo acérrimo
Que la
manía frenética
Me inspiró
de la poética
En este
siglo misérrimo.
En él lo
bueno y pulquérrimo
Es anómalo
y ridículo…”
La voz del Marqués de Molíns, finalmente, se
sitúa al nivel de los principales poetas románticos en las escasas ocasiones en
que adquiere tonos personales y dramáticos. Así ocurre, por ejemplo, con los
tercetos de sus “Recuerdos del expatriado”
(1856), el soneto “El Gave de Orthéz
en Béarne” (1852) y las redondillas del madrigal “El 31 de diciembre de 1851”:
“Se
deshace nuestra vida
Como esa
blanca nevada,
A la
mañana formada
Y a la tarde derretida.
Hoy la que
en el monte cuaja
Sirve a dos
años rivales;
Al que
viene, de pañales;
Al que se
va, de mortaja.
Los dos
con la misma priesa
Van tras
la propia fortuna;
El viejo
hacia nuestra cuna,
Y el niño
hacia nuestra huesa…”
En esta línea de sincero dramatismo cabe
inscribir su más logrado poema, el soneto “Mi
destino” (1842). En esta
composición, Roca de Togores ofrece una personal interpretación del tema del dolor de España en
la poesía del Romanticismo: [10]
“Campo estéril,
mortífera laguna
Me vio
nacer, y la yermada arena
Présago
iluminaba de mi pena
Fúnebre
rayo de sangrienta luna.
Trueno de
muerte me arrulló en la cuna,
Cuando
Castilla, al sacudir la ajena,
Forjaba ya
la bárbara cadena
Que dio al
Corso tirano la fortuna.
Mi primer
tierno involuntario llanto
Unióse al
llanto de la patria mía,
Y mis ojos
lloraron su quebranto.
De
entonces miran en la luz del día
Lúgubre
antorcha de dolor y espanto,
Y amo a mi
patria, y lloro su agonía”.
Fechado en 1842, el tono dramático de esta
composición, en parte, puede deberse a la situación personal del autor, sumido
en una profunda depresión desde el fallecimiento de su primera esposa a
principios del referido año.
El Marqués de Molíns por Madrazo. |
Sin embargo, Roca de Togores evita entrar en
detalles partidistas y se limita a aludir vagamente a las circunstancias del
momento, que se presentan como una continuación fatídica de la bélica coyuntura
histórica de su nacimiento.
Adquiere así
el lamento del poeta un sentido más general y simbólico. La vida del poeta
parece predestinada a desarrollarse en el desgarro sangriento de su patria: del
“Trueno de muerte me arrulló en la cuna”
en la Guerra de la Independencia (1808-1814)
pasamos a la “Lúgubre antorcha de dolor y
espanto” de los recientes enfrentamientos fratricidas.
El Marqués de Molíns en 1847. |
El sufriente destino del autor quedó
sentenciado en el momento de su nacimiento, circunstancia que es presentada con
característica adjetivación romántica: campo
estéril, mortífera laguna, yermada arena, fúnebre rayo, sangrienta luna,
etc.
No debemos perder de vista, sin embargo, que
tras esta mención a oscuras fuerzas sobrenaturales, Roca de Togores alude a las
circunstancias reales de su nacimiento en Albacete en 1812. La referencia
cronológica a la guerra contra las tropas napoleónicas parece clara con la
mención al “Corso”; la referencia al lugar
donde vio la luz primera, sin embargo, se presenta en misteriosos términos: campo estéril, mortífera laguna, yermada
arena… extensibles a todo el territorio de su dolorida patria. [11]
Ofrece, así, el autor una imagen de su Albacete
natal como un lugar inhóspito y hostil: campos yermos, pantanosas llanuras sin
drenar que serían frecuente foco de infecciones… Sobre este desolado paisaje
albaceteño, Mariano Roca de Togores proyecta el fúnebre haz de luz de una
sangrienta luna, componiendo así una tétrica estampa, capaz de presagiar las
penas que para su patria reservaba el destino.
[1] En 1856
dedicó su extenso poema “El Corpus” a su “amadísima madre la Condesa de
Villaleal”. Roca de Togores trazó la semblanza de su abuela materna en el
personaje de la esposa del Calatravo en su novela La Manchega. Evocaría
también las figuras de los abuelos maternos en su artículo “Una mañana junto
a la Feria de Albacete” (1857). Andrés Baquero Almansa dedicó sendas
entradas biográficas a ambos abuelos maternos del Marqués de Molíns en sus Hijos
ilustres de la provincia de Albacete (1884).
[2]
Luis Roca de
Togores, padre de nuestro primer literato, fue activo defensor de la causa
fernandina durante la Guerra de la Independencia contra el francés (1808-1814).
A su costa había levantado un regimiento con el nombre de “Cazadores de
Orihuela”, conocido popularmente como “Voluntarios de Pinohermoso”. En las
páginas XXVII-XXVIII de su Prólogo a las Obras poéticas del Duque de Frías
(1857), el Marqués de Molíns habría de evocar el papel de su progenitor durante
esta guerra: “Permítase al autor de estas líneas una lágrima á la memoria de su
padre (….) verificado el alzamiento de 1808, acudió adonde su honor y su
patriotismo le llamaban, levantando con su influjo y manteniendo á su costa un
regimiento, á quien dio el nombre de Cazadores de Orihuela, pero á quien la
historia de aquellos días apellidaba siempre con el título de su coronel”
.
[3] Un
cuadro genealógico de la familia de Mariano Roca de Togores y Carrasco puede
verse en este enlace:
[4]
Imágenes de ambos hermanos se conservan en el archivo fotográfico del Instituto
de Estudios Albacetenses: http://www.iealbacetenses.com/index.php?menu=21&ruta=&tipomenu=&id=0&opcion=1&buscartexto=togores&buscarAutor=&buscarTitulo=&buscarMateria=&buscarAlbum=&buscaridseccion=&x=0&y=0
[5] Puede encontrarse información sobre los
palacios de Orihuela en este enlace: http://www.enorihuela.com/palacios.html
[6]
Pueden verse imágenes de este desaparecido palacio albaceteño en el archivo
digital del Instituto de Estudios Albacetenses:
[7] Esta
noticia del nacimiento fuera del hogar familiar y otras relativas al padre de
Mariano Roca de Togores pueden verse en el artículo de Francisco Fuster Ruiz, “El alcalde que obligó a Fernando VII a
dormir en Albacete (1814)”, revista Al-Basit, número 4: http://www.iealbacetenses.com/index.php?menu=6&ruta=&id=28&tipomenu=
[8] Versos citados por Roca de Togores en el capítulo XXXV de su obra Bretón de los Herreros: Recuerdos de su vida y de sus obras (1883). La alusión a Rioja debe referirse al poeta barroco sevillano Francisco de Rioja (1583-1659).
[9] “El insomnio” recuerda el
soneto “Insomnio” de Gerardo Diego y
algunos pasajes de “Los ensueños”
encuentran eco en el comienzo de la rima LX de Bécquer, según la excelente
valoración crítica de la poesía del Marqués de Molíns realizada por Ángel
Romera: http://histomancha.blogspot.com.es/2011/09/historia-de-la-lirica-manchega-del.html
[10] En
su excelente análisis de la obra poética del Marqués de Molíns, contenido en
las páginas 217-230 de su estudio sobre La
obra periodística de Don Mariaano Roca de Togores (Instituto de Estudios
Albacetenses, 2005), Juan Belmonte Guardiola se limita a transcribir sin
comentarios este soneto.
[11] En su artículo “Una
mañana junto a la Feria de Albacete” (1857), el Marqués de Molíns se
refiere a las actuaciones de su abuelo, Fernando Carrasco Rocamora, para solucionar el problema de las insalubres aguas estancadas en las
llanuras en torno a la ciudad: el inicio de las obras del canal de María
Cristina es recordado así como un “…inmenso favor hecho por este insigne
patricio, bisabuelo tuyo, á sus paisanos, desaguando las lagunas que cubrían
este país, abriendo el canal que lo fecunda, y desterrando las mortíferas
fiebres que lo aniquilaban”.